Chile en camino a la segunda vuelta
Por Pablo Rebolledo Escobar
La situación que atraviesa actualmente Chile es de una gravedad abrumadora. A poco más de dos años de la rebelión popular iniciada por los estudiantes secundarios, que abrió el camino para la actual Asamblea Constituyente en funciones, existe un peligro real de que José Antonio Kast, candidato presidencial de la extrema derecha pinochetista, tenga una chance de llegar al Palacio de La Moneda luego de las elecciones del próximo 19 de diciembre.

José Antonio Kast es un abogado de la Universidad Católica, de una familia de alemanes que buscó refugio en Chile luego de que los Nazis perdieran la Segunda Guerra Mundial, en nuestro país desarrollaron actividades empresariales y entraron en la política. Concejales, diputados, un senador, y un ministro de Pinochet son parte del clan Kast en la política. José Antonio inició muy joven en esto, en la Universidad Católica fue dirigente estudiantil, y ello lo llevó a ser uno de los rostros de la campaña del “Sí” a Pinochet en el histórico plebiscito de 1988, en donde se debatía la continuidad de la dictadura.
¿Cómo podemos explicar que una candidatura de extrema derecha logre el primer puesto en las elecciones chilenas?, y que en las elecciones del pasado 21 de noviembre Kast haya superado a las candidaturas de la izquierda y la centro-izquierda en 23 de las 25 comunas con mayor pobreza. Por una parte, su cercanía a las Iglesias Evangélicas o Protestantes le ha permitido conectar directamente con sectores vulnerados, por otro, el rechazo a la migración lo ha fortalecido, mientras que pareciera existir una “resaca”de la movilización social, en dónde Kast interpretaría de manera importante a parte de la sociedad en su deseo de orden.

El programa de José Antonio Kast es una ofensa a la democracia, propone una nueva “Operación Cóndor”, buscando coordinarse con gobiernos de derecha en el continente para identificar y detener a los activistas de lo que él llama “izquierda radical”, propone terminar con el Instituto Nacional de Derechos Humanos, (INDH), terminar con los beneficios a las víctimas de la dictadura de Pinochet y sus familias, terminar con el Ministerio de la Mujer, indultar a los violadores de DD.HH que están en prisión, expulsar del país a la Facultad Latinoamericana de Derechos Humanos (FLACSO), además de plantear que el cambio climático es solamente “una teoría de muchas”.
El resultado del 21 de noviembre generó un terremoto en el movimiento social y popular chileno, el peligro del ascenso del trumpismo-bolsonarismo en nuestro país ha generado una ola de solidaridad y movilización por la democracia que probablemente permita que el resultado del 21 de noviembre quede atrás. Las organizaciones históricas de la clase trabajadora han dejado el gremialismo para entregar explícitamente su apoyo a Gabriel Boric, lo ha hecho la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), lo ha hecho la Confederación de Estudiantes de Chile (CONFECH) de la que Camila Vallejo y Gabriel Boric fueron dirigentes, lo han hecho algunas barras de equipos de fútbol, que durante el estallido social jugaron un rol importante, lo ha hecho la FENPRUSS, que agrupa a los trabajadores de la salud, y organizaciones de la sociedad civil, como la Fundación Iguales, que se vincula a temáticas de la diversidad sexual, o el Foro Latinoamericano de Derechos Humanos.
Probablemente esta nueva etapa de la campaña de Gabriel Boric, con la unidad de las organizaciones del mundo popular, con la unidad de los partidos políticos opositores al gobierno de Piñera, y con el sentido de urgencia que se ha impregnado en la ciudadanía y sus frentes de masas, esta segunda vuelta la democracia podrá derrotar al fascismo.
Pablo Rebolledo Escobar, Sociólogo y Vice-Presidente del Foro Latinoamericano de Derechos Humanos (FOLADH)